¿Son ajenas al control de aforo las fiestas populares más multitudinarias?

La Tomatina, las Fallas o San Fermín son celebraciones que reúnen a decenas de miles de personas.

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La Mascletà es uno de los actos que reúne a decenas de miles de personas

Pese a que debería ser una exigencia independientemente del tipo de evento que se trate, el control de aforo, fuera de lo que son espectáculos como tal, es un campo muy relativo. Si bien es cierto que algunas festividades como La Tomatina sí que tratan de llevar un control del aforo mediante la distribución de un límite de pulseras determinado, normalmente las fiestas populares no cuenta son sistemas para el control de aforo.

Otras festividades como las Fallas, con la mascletà, reúnen a miles de personas durante 19 días seguidos en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia y no cuentan con control de aforo automatizado. Pese a esto, ya existen voces de autoridad que empiezan a demandar este tipo de medidas.

En este sentido, España se encuentra en una tesitura en la que es demasiado frecuente que las fiestas populares, que en muchos casos reúnen a más personas que algunos festivales de música, no cuenten con medidas estrictas de conteo de personas de forma automatizada. De hecho, serían las propias corporaciones las que deberían auto obligarse, pues son, en muchos casos, las competentes en legislar esta materia.

A simple vista puede parecer muy lejana esta problemática, pero no contar con las medidas necesarias es peligroso. Para entender qué suponen en cuanto a afluencia estas festividades y valorar la magnitud del problema, vamos a enumerar algunas de las fiestas populares más multitudinarias de España, en las que se debería contar con sistemas automatizados de control de aforo en tiempo real. 

 

¿Cuáles son algunas de las fiestas más multitudinarias de España?

 

La Tomatina

La Tomatina, que es una de las fiestas más internacionales de España y que atrae a personas de decenas de nacionalidades diferentes, reúne a más de 22.000 personas. La Tomatina cumple con la seguridad gracias al proceso de entrega de pulseras, controlado por IDASFEST.

 

Chupinazo de Sanfermines

En poco más de 1.100 metros cuadrados, cerca de 12.500 personas esperan el chupinazo, el cohete con el que se da comienzo la fiesta grande de Pamplona: San Fermín.

 

Mascletà de Valencia

La mascletà de Valencia se celebra durante los 19 primeros días de marzo, aunque también el mismo día de la Cridà. En el espacio de la Plaza del Ayuntamiento y calles colindantes, decenas de miles de personas se agolpan para escuchar la pirotécnia de ese día.

 

Carnavales

Aunque los más famosos quizás sean los de Cádiz y Tenerife, también es popular el de Águilas en Murcia. Estas fiestas, declaradas de Interés Turístico Internacional, atraen a decenas de miles de personas. De hecho, el de Tenerife ya ha recibido críticas por el exceso de aforo en alguna ocasión.

 

Descenso Internacional del Sella

También conocido como Les Piragües, concentra cada año a más de 200.000 personas que disfrutan de la fiesta pese a que las personas que van a competir son muchísimas menos. Se trata de una competición basada en un recorrido en canoa de 15 kilómetros desde Arriondas a Llovio.

 

Como se ha podido ver, las fiestas populares son incluso más multitudinarias que muchos eventos. La paradoja es que en festividades no es exigido el control de aforo en tiempo real, pese a que el peligro de sobreaforo es exactamente el mismo. Sea o no una exigencia legal, el control del aforo automatizado es fundamental para garantizar la seguridad de las personas y es un signo de calidad muy determinante. Por el momento, no parece ser una prioridad para los órganos competentes pese a que debería serlo.

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